Cultura de corrupcion, publicada en el El Sentinel, Florida del Sur, 7 de agosto 2010
Cultura de corrupción
Hernán padilla
Debe preocuparnos a todos la “cultura de corrupción” existente en las esferas del gobierno, como vuelve a confirmarse en los casos de ética y corrupción de los Representantes Demócratas Charlie Rangel y Máxine Waters.
La Rama Legislativa de la democracia más importante y poderosa del planeta está entregada a las contribuciones de los cabilderos. En Washington DC existen registradas legalmente 1,900 firmas que emplean 11,000 cabilderos, cuyo único objetivo es influenciar a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y los 100 miembros del Senado de los Estados Unidos.
Se reporta que durante el pasado año los cabilderos pagaron en múltiples “donativos políticos” más de $3.4 billones. Este es el secreto a viva voz que pasa por desapercibido en las discusiones políticas y fuera del alcance de los millones de ciudadanos que pagan religiosamente sus contribuciones federales y que eligen a sus representes al Congreso.
La democracia norteamericana está en manos de una clase política privilegiada y corrupta por los intereses económicos. Operan una empresa de auto reelección y permanencia en los escaños electivos. Resulta común que los funcionarios electos permanezcan en sus posiciones por décadas y décadas. Para mencionar algunos están los casos del Senador Kennedy de Massachussets, Byrd de West Virgnia, quienes murieron en sus cargos, y ahora se discute el caso del Representante Rangel, quien a los 80 años lleva más de cuatro décadas como el “rey de Harlem”.
Rangel fue electo para sustituir a Adam Clayton Powell, demócrata de New York con 26 años en el Congreso obligado a renunciar por corrupción. Como si fuera una tradición, también sustituyó al Presidente del Comité de Medios, el Congresista por 36 años Dan Rostenkowski, demócrata, acusado y convicto por corrupción.
Lamentablemente, bajo otras mayorías políticas también se ha hecho evidente el deterioro moral de muchos políticos y funcionarios electos. La “Speaker” Pelosi, también demócrata, prometió secar el pantano de tanta corrupción. Después de dos años de investigaciones, ahora, forzada por la presión pública dan a la luz pública los cargos contra Rangel y Waters. El mal está más entronizado que nunca.
La solución esta en las manos de los electores. El 11% de los americanos consideran que los Congresistas están haciendo un buen trabajo. El resentimiento es tal que es probable que en noviembre los demócratas pierdan la mayoría absoluta. El problema es que muchos candidatos hacen promesas y cuando son electos no las cumplen
El descontento del pueblo con la legislatura, la productividad legislativa, la calidad de los legisladores, la interferencia política-partidista, el continuismo y la corrupción son suficiente motivación para requerir que se tome acción para una reforma legislativa que defienda el principio que la democracia significa pluralidad de voces y caras.
Es necesario enmendar la Constitución para limitar los términos de los legisladores para terminar con el continuismo, el caudillismo político, y la clase política privilegiada que vive de la política. Para acabar con el continuismo y traer nuevas ideas es necesario limitar el término de los legisladores a un máximo de dos términos en el Senado y ocho años en la Cámara de Representantes. La renovación de los actores políticos es la esencia de la participación democrática.