Policia, FBI, Narcotrafico y “lideres honestos”, publicada en ENDI, septiembre del 2008
Taréa para Líderes Honestos
Hernan Padilla
La reacción de los lectores al artículo sobre corrupción gubernamental es muestra del interés de muchos sectores de la sociedad. Muchos se han quejado de un problema similar en la policía. El FBI investigó y presentó cargos de corrupción en contra de un número de agentes de la policía del Distrito de Mayagüez.
Comento las observaciones de un amigo, especialista en asuntos de policiología y administración policiáca. La función primordial del gobierno es la de mantener y garantizar la vida, la paz y la propiedad de todos los ciudadanos. El Estado mantiene un sistema de justicia pública integrado por agentes de la ley, policías debidamente seleccionados, entrenados y supervisados para hacer cumplir las normas de conducta ciudadana.
El otro componente del sistema de justicia pública son los fiscales o representantes del pueblo que reciben las querellas investigadas por la policía y procesan los violadores de la ley ante los tribunales del país. El poder judicial independiente, es el ingrediente principal que garantiza la resolución de los conflictos sociales en forma justa y basada en los méritos de cada caso y sin intervención de consideraciones económicas o políticas. La democracia significa que todo ciudadano tiene la oportunidad de que cualquier conflicto social, será resuelto por un juez justo, que actuará con independencia total del poder ejecutivo que le nombró.
El policía es el agente de la ley más cercano a la ciudadanía. La mayoría de los policías, al igual que los funcionarios públicos, son gente buena, honesta y dedicada. Pero hay aquellos que le dan mal nombre a la Policía, y por esta razón la gente acusa a la Policía de corrupción.
Los delitos de corrupción giran alrededor del beneficio económico directo al policía. La prensa del país ha informado sobre situaciones donde reciben alimentos y bebidas gratis a cambio de ofrecer protección a los dueños de negocios, dinero pagado por abogados y agentes de fianzas por clientes que el policía refiere, especialmente en accidentes graves de autos en donde resultan heridos y muertos; hurto oportunista de dinero, joyas y propiedad por policías uniformados y detectives en la escena de hurtos: hurtos planificados por policías en empresas privadas actuando independientemente o en colaboración con delincuentes comunes; y robo de dinero y narcóticos y asesinato de narcotraficantes.
Hemos visto acusaciones por extorsión de dinero directamente al ciudadano a cambio de no radicar una denuncia legítima; protección permanente a negocios operados por delincuentes tales como prostíbulos y garitos de juego en donde los dueños del establecimiento pagan una suma de dinero en efectivo; arreglo de causas criminales que se encuentran radicadas ante el tribunal; servicio de guarda espaldas y otros servicios de protección a la propiedad en el tiempo de descanso del policía; empleo secundario de un policía en su tiempo libre en todo tipo de negocios en la comunidad; y ascenso de grado y paga mediante el pago de una suma de dinero a un supervisor.
La corrupción policiáca no ocurre en un vacío. Tan culpable es el corrupto como el sistema administrativo y los líderes que lo toleran. La primera línea de prevención está en la selección de líderes que sean verdaderos modelos de honestidad y dedicación. Recomendamos establecer un “Civilan Review Board” apolítico para investigar querellas de ciudadanos; y fortalecer la Oficina del Inspector General de la policía, supervisada por un fiscal general especial del Departamento de Justicia con autoridad plena para garantizar la pureza del cuerpo policiáco. Es hora de implantar una ley efectiva que le brinde protección a los servidores públicos que denuncien actos de corrupción, como la ley federal del “Whistle Blower”.
Urge revitalizar la imágen de la Policía, levantar la moral, mejorar los salarios y beneficios, requerir educación contínua y ofrecer capacitación y adiestramiento a los oficiales y supervisores .El policía tiene que ser razonablemente compensado y no debe tener un segundo empleo.
Emplazo al liderato de la policía insular, a los policías honestos que arriesgan su vida por servir y proteger al ciudadano, a la Legislatura y al Ejecutivo para crear un ambiente de profesionalismo, establecer las normas de conducta policial y devolverle el buen nombre a la Policía de Puerto Rico. ¡Tarea para líderes honestos y verticales!