Corrupcion 2.1, El Nuevo Dia, lunes 29 de noviembre, 2010
Corrupción 2.1
Hernán Padilla
Los casos de corrupción informados en la prensa del país son testamento de la degeneración de los valores en todos los niveles de la sociedad. La crisis política y social nos obliga a preguntar: ¿Dónde están los líderes que detengan la vorágine de la avaricia que destruye la fibra moral que sostiene unido al pueblo puertorriqueño?
Basta señalar los casos de fraude financiero del tesorero de Doral Mortgage y de la ejecutiva de la misma firma que se declaró culpable en la corte federal por un esquema financiero ilegal de hipotecas. Igualmente doloroso es conocer que un empleado de confianza de Ramallo Brothers esquilmaba a la empresa que lo había acogido y protegido durante 26 años.
Estos son algunos de los casos de conducta corrupta y bochornosa en los círculos de poder económico de la sociedad civil. Nuestra esperanza es que surjan y predominen las voces para evitar que Puerto Rico se convierta en otro Méjico, una sociedad donde la galopante corrupción gubernamental y privada es endémica. Un país donde la cultura de la “mordida es lastimosamente cotidiana.
Advierto que la Isla viene transitando por el mismo camino durante las últimas décadas. Algunos políticos y empleados públicos han refinado esta técnica hasta convertirla en la versión tropical de ciencia exacta de pillaje y desvergüenza. Ante la crisis, los puertorriqueños viven en negación de la suciedad que les rodea en todos los sectores. Se ha perdido la decencia y el comportamiento honorable. El liderato político, religioso y educativo ha claudicado de su responsabilidad para atacar la avaricia y la corrupción.
Un grupo de empresarios hizo una seria denuncia de corrupción y posible extorsión ante el Departamento de Justicia contra un miembro de la Cámara de Representantes. La Presidenta, Jennifer González, hizo claro el camino que deben tomar los líderes legislativos honestos ante situaciones similares. Sin titubeos, ordenó a la Comisión de Ética que descargue el informe de la investigación que demuestra múltiples violaciones al Código de Ética. Por vergüenza, sin mayor dilación, la Cámara debe atacar la corrupción y ordenar la expulsión del legislador.
Las campañas políticas dependen del derecho constitucional a la libertad de expresión. Los candidatos necesitan donativos para comunicar sus programas. Lamentablemente, algunos políticos crean maquinarias para levantar fondos, ejerciendo presiones directas o indirectas sobre sus empleados, asesores, consultores, contratistas o empresarios que dependen del gobierno o reclaman sus favores. Esta falta de ética promueve la corrupción.
Nuevamente resalta la imagen de la Asamblea Legislativa. A pesar del reclamo del pueblo de una consulta para reducir el número de legisladores y una sola cámara legislativa, y a pesar de las críticas por la manera como funcionan la Cámara y el Senado, es desalentador que no hayan aprobado el proyecto sometido por el Gobernador para una Reforma Legislativa. Aunque el Senado aprobó el proyecto sometido por Fortuño, la Cámara no le ha dado paso al compromiso programático para una enmienda Constitucional y que sea el pueblo el que dicte la decisión final.
Mientras en la empresa privada se han perdido miles de empleos y la economía no ha salido de la recesión del 2006, los legisladores trabajan a tiempo parcial, cancelan los trabajos legislativos sin razones validas, cobran a tiempo completo, reciben pago de dietas y millaje y viajan por todo el mundo a costa del erario publico.
Ante el cuadro de descalabro social, corrupción y criminalidad que sufre el país hacen falta personas honradas y respetuosas de la ley que reconozcan el privilegio que les concede Puerto Rico cuando los llama a convertirse en ejemplos de buenos ciudadanos. No se puede tolerar la conducta corrupta de los tramposos que pisotean los reclamos de honestidad de los pobres, la clase media y la mayoría silenciosa.