Antesala a la estadidad, ENDI 10 de diciembre, 2012
Antesala a la estadidad
Algunos medios informativos no le han dado suficiente atención a las razones que motivaron que el 54% del electorado rechazara el ELA territorial. El status territorial perdió porqué nos condena a un “estado de desigualdad” política y a un evidente déficit democrático, sin voto presidencial ni representación congresional y en condiciones de desigualdad de derechos civiles.
Aunque huyen del mandato plebiscitario, los que defendieron el ELA colonial, refrendaron el resultado porque utilizaron fondos públicos, votaron con papeletas abiertas ante los medios de comunicación y participaron en campañas públicas a favor del SI. Ahora están obligados a acatar la voluntad del pueblo expresada en un proceso democrático financiado por el pueblo y validado con la participación del 78% del electorado.
El pueblo votó por un cambio de rumbo ideológico. La lucha por la igualdad logró un triunfo resonante de la estadidad sobre las dos formulas de independencia combinadas. La Casa Blanca reconoce que una mayoría de los votos favoreció la estadidad.
Sugiero a los nuevos administradores de la colonia que examinen la Constitución de Puerto Rico. El Preámbulo de nuestra Constitución sostiene que un “sistema democrático es aquel donde la voluntad del pueblo es la fuente del poder público, que: “Consideramos factores determinantes en nuestra vida la ciudadanía de los Estados Unidos de América”, “la aspiración a continuamente enriquecer nuestro acervo democrático”, “la lealtad a los postulados de la Constitución Federal” y “la convivencia en Puerto Rico de las dos grandes culturas del hemisferio americano”. Estos postulados constituyen la base fundamental del camino hacia la estadidad.
Todos los funcionarios y empleados del gobierno de Puerto Rico, sus agencias, departamentos y subdivisiones políticas prestarán un juramento de fidelidad a la Constitución de los Estados Unidos de América y a la Constitución y las leyes de Puerto Rico.
En palabras sencillas, los nuevos administradores del estatus territorial-colonial, que predican que Puerto Rico sea una nación separada a los Estados Unidos, vienen obligados a expresar su lealtad a la Constitución y a la nación americana y a aceptar la convivencia de la cultura americana y la cultura puertorriqueña.
No cabe duda de que la Constitución aprobada en 1952 es la antesala a la estadidad. En esencia, la comunidad política creada por virtud de la Constitución de Puerto Rico es como un estado en proceso de ser admitido a la unión. Los pasos en la lucha por la igualdad son irreversibles.
La innegable realidad es que el ELA territorial-colonial fue derrotado. Llegó la hora de que el Congreso descargue su responsabilidad legislando un plebiscito final y obligatorio para que los puertorriqueños escojamos entre la Estadidad, Independencia o una nación independiente asociada con los Estados Unidos. El Presidente Obama así lo implica en la Orden Ejecutiva 13517.
La Constitución Nacional solo define cuatro formas de status políticos: Estados, el Distrito Federal, las Tribus Indígenas, y los Territorios. La Administración del Presidente Clinton determinó que la propuesta del PPD de un ELA culminado (soberano) viola la Constitución de los Estados Unidos y es inaceptable. El ELA soberano o republica asociada convertiría a Puerto Rico en una nación separada de los Estados Unidos.
El modelo político-económico de la estadidad es la única solución que satisface el reclamo de los beneficios de igualdad política, de nuestros derechos civiles, las mismas oportunidades y bienestar económico del resto de la Nación. La estadidad, no solo le pone fin al colonialismo, sino que provee una garantía permanente de seguridad jurídica a toda la inversión local, nacional y global que se lleve a cabo en Puerto Rico.
La estadidad, hace permanente las garantías constitucionales, los derechos individuales, las libertades civiles, el progreso, la prosperidad y las oportunidades de crecimiento personal y colectivo que son el sueño de millones de personas que quisieran ser ciudadanos americanos.