Carga marítima, otro pilar de la economía, (columna, opinión dic 2008)
Carga marítima, otro pilar de la economía
Son varios los pilares que sostienen la economía de Puerto Rico. La transportación marítima es uno de los más importantes. La economía de Puerto Rico depende de un servicio marítimo regular, consistente y confiable. Se importan $23 billones de productos necesarios para nuestro diario vivir y se exportan $30 billones de productos de Puerto Rico hacia el mejor mercado libre del mundo, Estados Unidos de América.
La Ley de Cabotaje no es definitoria de la relación política con los Estados Unidos. La discusión de la transportación de mercancía y pasajeros entre puertos americanos y Puerto Rico es un asunto de vital importancia que compete a todos los puertorriqueños.
El Acta Foraker del 1900 establece que PR queda bajo las disposiciones federales de transportación marítima y las leyes de cabotaje. El Acta de la Marina Mercante, conocido como el Acta Jones, confirmó la vigencia de la legislación federal sobre transportación marítima a Puerto Rico. La Ley 600 del 1950 estableció que el trafico marítimo entre PR y EU se reglamentaria de acuerdo a las disposiciones de las leyes aplicables a los distritos costeros de los EU.
El Congreso prohibió barcos extranjeros en el comercio costero, transportación de mercancía de un puerto a otro puerto americano en una embarcación que perteneciera a un poder extranjero, conexión directa o indirecta a través de un puerto extranjero Las leyes de cabotaje limitan la carga de mercancía o pasajeros entre puertos de Estados Unidos a buques construidos y abanderados por los Estados Unidos
Puerto Rico requiere transportación de carga en tiempos buenos y malos, en tiempos de paz o de guerra. Un sistema que garantice transportación de mercancía y comestibles a la isla de una manera confiable. Cinco compañías marítimas ofrecen servicios y conexión con los más importantes puertos nacionales, y un itinerario regular de más de 10 viajes semanales. Pero no todo es color de rosas. La realidad es que las Navieras de Puerto Rico no existen, fracasaron y se vendieron.
El costo de la transportación marítima ha aumentado considerablemente y encarece el costo de la vida en la isla. Las compañías de transporte han reducido el espacio de carga al eliminar barcos de servicio y no aumentar la flota de barcos. Como consecuencia mantienen el alto costo y nos arriesgamos a aumentos continuos. El gobierno de Puerto Rico debe negociar el servicio las tarifas de la carga desde Puerto Rico hacia Estados Unidos para beneficio de Puerto Rico. Es conocido que los barcos normalmente regresan vacíos. La alternativa es solicitarle al Departamento de Justicia Federal que investigue el aumento y la fijación de tarifas bajo las leyes anti-monopolísticas (antitrust).
Especialistas en transportación marítima señalan que sería muy peligroso depender exclusivamente de compañías extranjeras que tienen que viajar grandes distancias para llegar a Puerto Rico. La Isla se convertiría en una parada más en su viaje de múltiples puertos. Barcos extranjeros que vienen llenos del sur hacia Estados Unidos no tendrían cabida para recoger mercancía en Puerto Rico. Depender de la carga aérea paralizaría la exportación de productos industriales y agrícolas.
Es hora de formular un plan integral de transportación de la carga marítima. Las Leyes de Cabotaje que han garantizado un servicio marítimo regular y confiable hasta el presente no son la única y ultima solución. No podemos ignorar la realidad. Depender de un pequeño grupo de compañías que protegidos por la exclusividad han utilizado la franquicia establecer las tarifas que cobran por la carga desde y hacia Puerto Rico unilateralmente. Urge aumentar el número y promover la competencia entre las compañías de transporte marítimo. Es muy arriesgado no contar con la transportación de la cual depende la economía y nuestra subsistencia como pueblo
El Comisionado Pierluisi debe solicitar al Congreso enmendar el “Acta Jones” para que responda a las necesidades del mercado y la economía de la isla sin poner en riesgo la transportación marítima que sostiene la economía. Puede reclamar una exención para el “trasbordo de mercancía hacia el norte” que beneficie a Puerto Rico y el nuevo Puerto de Ponce.
El bienestar de los puertorriqueños merece un debate racional cuando se habla de la transportación de la carga marítima