Ciudadanía, esperanza para mejor futuro; lunes 3 de marzo, ENDI
Ciudadanía, esperanza para mejor futuro
Hernán Padilla
El 2 de marzo se conmemora el 97avo aniversario de la concesión de la ciudadanía de Estados Unidos a los puertorriqueños; un momento histórico que sentó las bases para que Puerto Rico se fuera integrando a la cultura social, política y económica de la nación americana.
La ciudadanía de los Estados Unidos es una característica que define al puertorriqueño del Siglo 21, tanto aquí como a los 5 millones de ciudadanos de extracción puertorriqueña que residen en los 50 estados. La ciudadanía estadounidense garantiza los derechos y las libertades de la democracia americana y las oportunidades para un mejor futuro.
Aunque en 1921, una corte determinó que la Constitución federal no aplicaba en Puerto Rico con igual fuerza que en los estados, desde el 1941se reconoce que los oriundos de Puerto Rico somos ciudadanos americanos de nacimiento.
Desde entonces, han ocurrido hechos trascendentales que fortalecen la realidad de que Puerto Rico es parte de los Estados Unidos y que los ciudadanos americanos residentes en la isla tienen derecho a que Puerto Rico sea estado de la Unión.
La Ley del Gobernador Electo del 48, la Ley 600, la Constitución de Puerto Rico de 1952, la forma de gobierno republicano, las innumerables leyes que tratan a Puerto Rico como estado, los múltiples programas federales que consideran a los residentes en Puerto Rico como si residieran en un estado de la Unión, la designación de un tribunal de Distrito federal bajo el Articulo III de la Constitución federal, la presencia de las principales agencias federales en la isla, y la integración de la cultura puertorriqueña a la cultura nacional han cerrado la distancia entre el Puerto Rico del 1898 y el Puerto Rico-USA del 2014.
Es indudable que Puerto Rico es parte de los Estados Unidos y que la ciudadanía americana es parte del perfil puertorriqueño. No obstante, cinco millones de conciudadanos con raíces puertorriqueñas que residen en los cincuenta estados disfrutan de todos los derechos que garantiza la Constitución federal, lo que aun no ocurre en la isla.
Han transcurrido 116 años y los puertorriqueños y otros conciudadanos americanos que residen en la isla aún viven bajo un status político inferior que les niega esa misma igualdad de derechos constitucionales.
Como símbolo del impacto de la segregación-política que afecta a toda la población, la mujer puertorriqueña que reside en la isla es más vulnerable. En Puerto Rico, de unos 176,864 hogares encabezados por jefas de familia, el 60.7% vive bajo el nivel de pobreza, legalmente inelegibles a los derechos y oportunidades de sus conciudadanos en los cincuenta estados de la unión.
Nadie sufre más que las madres cuando su familia no tiene los derechos que le corresponden como ciudadanos americanos porque residen bajo un estatus político que le niega representación congresional y el poder político de votar por el Presidente de nuestra nación.
Son las mujeres puertorriqueñas las que reciben el mayor impacto de la pobreza que afecta a más de la mitad de la población. Por ellas, y por sus descendientes que no encuentran empleos es que debemos unirnos a reclamar la igualdad de derechos, oportunidades y progreso que les corresponde como ciudadanos americanos.
La proporción de mujeres que estudian y abandonan la Isla es mayor que la de los hombres. Aun cuando quisieran permanecer junto a su familia, se ven obligadas a emigrar en busca de un mejor futuro ante el fracaso abismal del ELA y la falta de oportunidades.
Hoy celebramos con orgullo la ciudadanía americana, pero a la vez, con gran determinación rechazamos que los conciudadanos que residen en suelo puertorriqueño sean tratados como ciudadanos de segunda clase. Llegó la hora de exigirle al Congreso que convoque a un referéndum federal para que Puerto Rico pueda ser admitido como estado.