Rindamos tributo a Hostos, por Jose Rodriguez-Suarez 01/11/15
Rindamos tributo a Hostos
Jose Rodriguez-Suarez
El 11 de enero conmemoramos el natalicio de Eugenio María de Hostos. Quien no haya leído a Hostos y tratara de entender su pensamiento a través de la página web de quienes se hacen llamar “hostosianos” podría creer que Hostos fue precursor del Socialismo del Siglo XXI, exponente originario de la llamada “democracia participativa” y fuente de inspiración para quienes por sus críticas parecerían considerar a Estados Unidos como el principal responsable de los males del mundo. Nada más lejos de la verdad. El contraste entre Hostos, según sus palabras, y Hostos, según el pensamiento de los llamados “hostosianos”, es asombroso.
Para empezar, Hostos no era socialista; no creía en la propiedad socializada estatalmente. Hostos entendía la propiedad privada como un derecho natural del individuo a beneficiarse del producto de su trabajo. Según José Luis Méndez en su libro Hostos y las Ciencias Sociales, para Hostos, al igual que para Frédéric Bastiat, las palabras claves de la economía estaban contenidas en la frase “laissez faire, laissez passer”. Es decir, que Hostos creía en la completa libertad de la economía.
Los llamados “hostosianos” aspiran a sustituir nuestro sistema de democracia representativa por un sistema de “democracia participativa” entendiendo la “participación ciudadana” como un proceso en la construcción de una nueva sociedad socialista como en la Venezuela de Chávez y Maduro. Sin embargo, Hostos, a base de su conocimiento de los Estados Unidos, consideraba que la democracia representativa es el mejor sistema de gobierno. Asimismo, reconocía a los partidos políticos como grupos representativos de los intereses sociales y los consideraba como “el camino por donde la mejor opinión llega a ley.”
Para Hostos el voto era la mejor manera de que el pueblo exprese su voluntad. Por eso proponía un plebiscito en el que los puertorriqueños pudieran escoger entre la estadidad y la independencia como opciones igualmente legítimas y dignas. Sin embargo, los llamados “hostosianos” proponen una llamada “asamblea constituyente” mediante la cual un grupo de personas, a nombre del pueblo, tendría el poder de gestionar y negociar un cambio de estatus sin que el mismo hubiera sido solicitado previamente mediante un voto mayoritario.
Hostos favorecía la independencia pero hubiera aceptado la estadidad si esa hubiera sido la voluntad de los puertorriqueños expresada en las urnas. Escribió Hostos que “si Puerto Rico pide en plebiscito la anexión, yo la saludaré como una victoria de la dignidad colectiva de los puertorriqueños”. Quienes se hacen llamar “hostosianos”, sin embargo, se autoproclaman representantes de nuestro pueblo ante la comunidad internacional con la pretensión de que Estados Unidos haga de Puerto Rico un país independiente contra la voluntad mayoritaria de los puertorriqueños.
Lejos de ser antiamericano, Hostos era un ferviente admirador de los Estados Unidos y de su sistema de gobierno. Para Hostos en el sistema americano de gobierno descansan las bases de “la única sociedad humana en que el hombre es hombre, porque es la única que, desde Jefferson, en la augusta Declaración de Independencia, ha tomado como base de organización la vida de los hombres, la libertad de los hombres y el derecho de los hombres a procurar por sí mismos la obtención de su felicidad.”
Tal era la admiración de Hostos por los Estados Unidos que planteó la necesidad de americanizar a Puerto Rico durante “un protectorado temporal de veinte años” como “mentorado de libertades y progresos” en preparación para la independencia. Hostos deseaba “poner al pueblo puertorriqueño en aptitud de vivir a la manera del pueblo americano.” Para Hostos era necesario “cambiar de ideas, de hábitos, de costumbres, de vida, aprovechando el ejemplo del pueblo que hemos tomado por maestro, y usufructuando sus instituciones políticas, económicas, administrativas y culturales, hasta el punto de que asemejarnos a ellos en cuanto el trabajo, el gobierno, la educación y la cultura general, puede contribuir a hacer semejantes dos sociedades de tan distinto origen.”
Escribió Orwell en 1984 que quien controla el pasado controla también el futuro. Por eso, tergiversando y manipulando la historia, algunos pretenden que cataloguemos de patriota a un dinamitero y que reconozcamos a un paladín de la libertad y el derecho como el portaestandarte del ideario socialista y la vocación totalitaria de una agrupación política. Tal vez la mejor manera de rendir tributo a Hostos es hacer posible que nuestros hijos puedan conocer a Hostos según sus escritos, discursos, conferencias y entrevistas —sin intermediarios ni intérpretes— y no a través de quienes se sirven de su imagen para fines políticos. Rindamos tributo a Hostos.