2do Debate Presidencial, 10 de octubre, END
PUNTO FIJO
por Hernán Padilla
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lunes, 10 de octubre de 2016
El debate selló el triunfo de Hillary Clinton
Aunque bajo el status colonial no existe la igualdad de derechos constitucionales en Puerto Rico y los 3.4 millones de ciudadanos americanos residentes en Puerto Rico no tienen el derecho a votar por el presidente de los Estados Unidos, muchos siguen de cerca el proceso electoral a nivel nacional.
Desde hace décadas, los puertorriqueños han sido participes en el Partido Demócrata y el Partido Republicano de Puerto Rico, eligen directivos y delegados al Comité Central Nacional de cada partido, participan activamente en los procesos políticos a nivel nacional, celebramos primarias o caucus para elegir el candidato a Presidente, y enviamos delegaciones a las Convenciones nacionales para aprobar las plataformas de gobierno y elegir al candidato oficial de cada partido.
La elección es un proceso democrático donde los candidatos presentan su visión y compromisos programáticos para reclamar el voto de los electores. A un mes de las elecciones federales, se celebró el segundo debate entre Hillary Clinton, demócrata y Donald Trump, republicano.
El debate parece que selló el proyectado triunfo de Hillary Clinton. En una encuesta post debate de CNN el 57% favoreció a Hillary y 34% vio a Trump ganar el debate. Personalmente creo que fue casi empate, pero Trump necesitaba una victoria apabullante y no la obtuvo.
Ante las reacciones a unas grabaciones en las que Trump ofendía a las mujeres, el candidato republicano decidió atacar al expresidente Bill Clinton como un abusador de las mujeres y presentó a tres mujeres que lo habían acusado y demandado en el pasado para desviar la atención del público y la prensa. Hillary no se inmutó y repitió que Trump se caracteriza por sus ataques constantes en contra de las mujeres, los inmigrantes, los latinos, las minorías y hasta los discapacitados.
Trump amenazó a Clinton con que si llegaba a la presidencia pediría al Secretario de Justicia una investigación sobre el uso privado de un sistema de correo electrónico y los emails que fueron borrados para enjuiciarla y encarcelarla. Esta amenaza ha sido criticada como una de las prácticas de los dictadores para atacar a sus opositores, y que los candidatos que ganan nunca amenazan a encarcelar a sus contrincantes.
Cuando se les pidió que dijeran algo positivo del otro candidato, Clinton alabo a Trump por haber influido a que sus “hijos fueran capaces y leales”, mientras que Trump dijo que Hillary s una mujer “luchadora y que no se rinde”.
Como era de esperar, el tema de Puerto Rico no fue mencionado. Hubiera sido interesante conocer sus posiciones sobre Puerto Rico, la economía, la crisis fiscal y el status.
Al menos, antes del debate, Clinton había expresado que “Necesitamos una estrategia de recuperación que promueva el crecimiento; que trabajando juntos podemos proteger el sistema de salud, las pensiones, los salarios y el bienestar de los puertorriqueños”; que el próximo presidente de EE.UU. debe tener “una visión específica y realista para poner a Puerto Rico en un camino de estabilidad y prosperidad”; que se ha “comprometido a garantizar que los puertorriqueños sean tratados con igualdad”; que los puertorriqueños sean tratados con igualdad en Medicare, Medicaid y otros programas que benefician a las familias; y que programas como el Crédito Contributivo por Niños (Child Tax Credit) y el Crédito Contributivo por Ingresos Devengados (Earned Income Tax Credit) estén disponibles a todos los trabajadores de bajos ingresos, los ancianos y los discapacitados”.
Más importante aún, Clinton dijo que hará “todo lo posible” por resolver el status político de Puerto Rico y apoyará cualquier proceso que sea “justo y consistente con la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, tal como una votación estadidad sí o no.
Los nuevos líderes de Puerto Rico, republicanos y demócratas, tienen que prepararse para trabajar con los que salgan electos a nivel nacional para lograr la plena igualdad, el progreso y el desarrollo económico que añora el pueblo de Puerto Rico.