Fuga cerebral y de capital humano, El Nuevo Dia, lunes 24 de enero, 2011
Fuga masiva de capital humano
Hernán Padilla
El informe preliminar del Censo del 2010 revela cifras alarmantes. El éxodo masivo de puertorriqueños provocó que Puerto Rico perdiera 83,000 personas (2.2%) de la población desde el año 2000.
El movimiento de puertorriqueños hacia los Estados Unidos es crónico y consistente; del 2005 al 2007 emigraron 174,706 personas y desde el 2001 abandonaron la Isla más de 297,750 ciudadanos. Apenas 3.200,000 boricuas residen en la Isla y cerca de 600,000 extranjeros han reemplazado los emigrantes puertorriqueños. Está ocurriendo una fuga cerebral y de capital humano sin precedentes.
Profesionales de la salud, médicos, enfermeras, científicos, ingenieros, maestros, policías, bomberos, comerciantes, personal de casinos y otros profesionales componen la nueva ola de puertorriqueños que buscan mejores oportunidades y una mejor vida en los Estados Unidos. La nueva generación de migrantes no trabaja en funciones agrícolas; se dedican a servicios administrativos, profesionales, técnicos, comerciales, científicos, transportación, finanzas y seguros. Es un fenómeno sociológico peligroso e irreversible.
El 40% de los graduados de medicina en Puerto Rico residían y se quedaron en los Estados Unidos en la década de los 90; se estima que más de 2000 médicos se mudaron de Puerto Rico en la última década y más de 1300 enfermeras puertorriqueñas solicitaron licencia para practicar en Florida en el 2002.
Miles han emigrado a Florida. El Censo demuestra que 200,000 se mudaron a Florida del 2001 al 2006 y ahora residen más de 750,000 boricuas en el Estado de Florida. Nos debe preocupar que la mayoría de los emigrantes fueran personas con más educación que la población general en Puerto Rico El Profesor Jorge Duany señala que el nivel educativo de la población puertorriqueña que se mudó a Orlando y el centro de Florida es más alto. El 73.6% son graduados de escuela superior, y el 63.2% habla inglés con fluidez, comparado con el 60% y el 28% en la isla respectivamente.
La criminalidad, el impacto del narcotráfico, sobre 900 asesinatos al año, un sistema judicial politizado y desconectado de la realidad puertorriqueña, inflación y alto costo de la vida, alto costo de electricidad, problemas con el sistema de educación, servicios gubernamentales que no satisfacen a los ciudadanos, deterioro social, la recesión económica que comenzó en el 2006, desempleo crónico, las retóricas soberanistas de la pasada administración, la provocación de los grupos radicales, como sucede en el conflicto de la Universidad de Puerto Rico, comunidades en franco deterioro y la pobre calidad de vida en general han destruido la confianza y motivado el éxodo.
El éxodo de capital humano promueve la fuga del capital financiero y estancamiento económico. La industria manufacturera perdió 55,000 empleos en los últimos 8 años. En 40 municipios, más de la mitad de la población está bajo el límite de pobreza; por ejemplo Maricao 66%, Salinas, Comerío, Corozal y Guánica 58 %, Aguadilla y Camuy 54%, y Mayaguez 53%.
Concurro con el economista Gustavo Vélez: “La fuga de profesionales tiene un alto costo social y económico para la Isla”. El impacto sobre el sector de la vivienda es devastador. Perder 83,000 personas equivale a 26,900 unidades de vivienda que no se venden o no se alquilan y que constituyen un serio problema para los dueños, la industria de la construcción y la economía.
Luis Fortuño heredó un gobierno incapaz de comprender y evitar la fuga de capital humano y capital financiero. Ese es el gran reto. Ante ésta crisis, su gobierno y la Asamblea Legislativa deben implantar una política pública efectiva para prevenir la fuga cerebral y el éxodo masivo de puertorriqueños. Si el gobierno no detiene esta alarmante tendencia demográfica, el país se convertirá en un centro de envejecientes y personas totalmente dependientes de ayuda pública federal permanentemente.