Camino a la “IGUALDAD”, lunes 13 de mayo, ENDI
Camino a la Igualdad
Hernán Padilla
Jackie Robinson, uno de los peloteros más famosos de grandes ligas, tanto por sus proezas en el campo de juego como por sus esfuerzos para derrumbar la barrera del prejuicio racial en el deporte, afirmó que “El derecho de cada ciudadano americano a disfrutar una ciudadanía de primera clase es el asunto más importante de nuestros tiempos”.
Esa sentencia aplica a Puerto Rico hasta que se resuelva nuestra condición de ser un territorio colonial segregado y federalizado. Aunque tenemos autoridad delegada por el Congreso para administrar la colonia, elegir líderes locales y un Comisionado Residente sin voto en el Congreso, no tenemos la igualdad de derechos que tienen los ciudadanos que residen los 50 estados de la Unión. A los ciudadanos de los Estados Unidos que residen en Puerto Rico, se le aplica una ciudadanía americana inferior de segunda clase.
Los beneficios económicos de la estadidad no son la razón principal de nuestra meta, pero reconocemos que el derecho a la igualdad política está estrechamente asociado a la calidad de vida y al desarrollo económico. No se puede lograr la paridad de todos los beneficios de la estadidad sin que ocurra un cambio de estatus.
La ciudadanía a la cual aspiramos será de beneficio para todo el pueblo puertorriqueño y es la mejor herramienta para lograr todas las garantías constitucionales como ciudadanos americanos. La Constitución nacional garantiza los mismos derechos, privilegios, deberes y oportunidades para el progreso económico que tienen los ciudadanos en los estados.
El único status que conocemos es el ELA territorial, colonial e inferior, la causa principal de la pobreza, el desempleo y el estancamiento en nuestro desarrollo económico.
Por eso el movimiento estadista reclama la igualdad que reconozca el derecho a votar en las elecciones federales; elegir cinco Representantes y dos Senadores al Congreso; el voto presidencial; y representación en el Colegio Electoral que nos otorgaría amplia influencia y poder político a nivel nacional.
Queremos los mismos derechos, beneficios y responsabilidades que disfrutan 4.7 millones de conciudadanos con raíces puertorriqueñas que residen en los estados de la unión. Ellos disfrutan los derechos individuales y colectivos de la ciudadanía americana bajo la protección de la Constitución de los Estados Unidos que se les niegan a los ciudadanos residentes en Puerto Rico.
El Congreso tiene la obligación de viabilizar un proceso para que Puerto Rico se convierta en un estado. El proceso más expedito para lograr la igualdad es que se considere y apruebe un proyecto de admisión de Puerto Rico como estado de la unión a presentarse por el Comisionado Residente, Pedro Pierluisi.
Puerto Rico ha cumplido con las condiciones que se les requieren a los territorios para ser aceptados como estado, incluyendo tener un gobierno propio y una Constitución local similar a las de otros estados.
Reconocemos, sin embargo, que aumentar el Senado a 102 Senadores y redistribuir 435 Congresistas no se logra sin una amplia participación nacional. Esa realidad no debe detenernos para reclamar nuestra igualdad ciudadana.
Es necesario confrontar al Presidente, el Congreso y a la nación con la realidad constitucional y el estigma del imperio colonial. La Ley 600 y la Ley de Relaciones Federales y la Cláusula Territorial señalan el camino para convertir al Territorio de Puerto Rico en un estado.
El derecho a la igualdad es un derecho natural y vivir sin ese derecho en condiciones segregadas y coloniales no es aceptable bajo los principios e ideales democráticos de la Nación que defiende la democracia y la igualdad en el exterior pero nos los aplica en Puerto Rico.
Reitero el reclamo de hacer valer el mandato del plebiscito de noviembre del 2012 para que se le extienda total igualdad constitucional, política y ciudadana a los puertorriqueños convirtiendo a Puerto Rico en el Estado 51.