Fracasó como líder durante el desastre petrolero; publicada en El Sentinel del Sur de Florida, sábado 19,2010
Ruina ecologica, economica y federal apocalíptica
Hernán Padilla
El catastrófico desastre causado por el derrame de petróleo en el Golfo de Méjico levanta muchas interrogantes sobre este accidente que afecta la vida marina y la ecología, la economía de los Estados del Golfo, y el diario vivir de miles de familias que dependen de la pesca, la industria del petróleo y el turismo. La ineptitud y la arrogancia del gobierno de Obama resultan increíbles ante esta emergencia.
La “British Petroleum” (BP) falló en su responsabilidad de diseñar y tener disponible todos los recursos para prevenir y contener derrames de petróleo cuando llevan a cabo perforaciones de exploración petrolera, más aún cuando la perforación es a 10,000 pies de profundidad. Fracasaron los ingenieros que planificaron los trabajos de perforación y los administradores que manejaron el proceso. Fracasaron los supervisores que decidieron seguir adelante con el proyecto ignorando que una explosión podía arrancarles la vida a once trabajadores y destruir la calidad de vida de miles de ciudadanos en el Golfo.
La responsabilidad de la BP es clara, pero queda meridianamente claro que el gobierno federal no cumplió con las reglas más básicas de supervisión y monitoreo. Tampoco se puede excluir la administración anterior de su responsabilidad de requerir planes de contingencia para toda clase de emergencia cuando se otorga un contrato de exploración bajo el agua. Los funcionarios de “Minerals Management Service” bajo Obama, responsables de supervisar las actividades petroleras, no cumplieron con su responsabilidad fiduciaria de proteger la vida humana, animal y silvestre de la región del Golfo en caso de accidente o desastre de una de estas compañías. Se durmieron en el “switch”. Ni siquiera habían leído los planes fatulos de contingencia de la BP. Asignaron a un aprendiz a cargo de la inspección de la plataforma de exploración.
Es una contradicción política y administrativa que un nuevo gobierno electo por sus promesas de “villas y castillas”, después de casi 16 meses de asumir la responsabilidad de supervisar las operaciones petroleras no tuvieran idea de cómo darle el frente a una crisis de esta magnitud.
Los dueños de negocios y ciudadanos que pueden afectarse por la contaminación de las playas de la costa oeste de Florida no pueden estar muy contentos que el Presidente se haya tardado 56 días para visitar Florida. El Presidente Obama tiene la responsabilidad de ordenar y coordinar todos los esfuerzos para contener el derrame y una limpieza masiva de la contaminación causada por el petróleo. Un buen líder no se hubiera tomado dos meses reunirse con los Ejecutivos y los expertos de BP para buscar una solución efectiva. Fracasó como líder en momentos de crisis.
Sr. Presidente, su primera obligación con la Nación es ser líder y comandar todos los recursos y mentes disponibles para atacar el problema lo antes posible. Todos sabemos que BP y su administración han sido negligentes. No es importante buscar otros culpables y darle patadas en el trasero. La Nación no necesita más discursos teatrales. Lo importante es buscar soluciones inmediatas y abarcadoras, y tomar las acciones necesarias para evitar desastres y tragedias similares, sin paralizar la industria petrolera que sostiene 45,000 empleados en los Estados del Golfo y sin aumentar las contribuciones al pueblo americano.