Archive for March, 2010

Turismo genera empleos y riqueza, publicada en El Nuevo Dia, 30 de marzo, 2010

Turismo genera empleos y crea riqueza

Hernán Padilla

La economía en los Estados Unidos ha mostrado algunas señales de recuperación, pero la tasa de  desempleo a nivel nacional es 9.7%.

El cuadro de Puerto Rico es más crítico y complejo. El Departamento del Trabajo confirma 208,000 desempleados, 15.8% de la fuerza trabajadora que busca empleo activamente; sin contar los subempleados, los que no buscan empleo y los que dependen de chiripas y empleos temporeros para subsistir. La nómina inflada del gigantismo gubernamental no ha evitado la tragedia fiscal, al contrario la ha complicado.

Entre la causas principales que limitan el crecimiento económico está la crisis fiscal del gobierno central, el déficit heredado de mas de tres mil millones de dólares, la deuda pública de más de $53 mil millones, las Corporaciones Públicas insolventes, las reservas de los sistemas de retiro sin capacidad para cumplir con los compromisos hacia los retirados, la guerra abierta declarada en contra del sector privado y un sistema contributivo que penaliza el crecimiento económico y no motiva la inversión privada.

El gobierno central, los municipios y las corporaciones públicas no solamente están en quiebra, tampoco pagan contribuciones ni generan riqueza. Sin una empresa privada robusta que pague contribuciones, no habrá recursos para pagar empleados gubernamentales o llenar plazas vacantes en la Policía. Aunque el gobierno federal continúa subsidiando al pueblo de Puerto Rico para estimular la economía, nos corresponde buscar nuevas alternativas para crear riqueza y generar empleos en la empresa privada.

Urge generar más de 125,000 nuevos empleos en el sector privado para combatir la pobreza y devolverle la esperanza a nuestro pueblo. Cada nuevo empleo en la agricultura, manufactura, construcción, educación y comunicaciones es necesario. Los sectores que mayor potencial tienen para generar empleos son turismo, comercio, pequeños negocios, empleo por su cuenta, servicios administrativos, profesionales, técnicos y científicos y el campo de la salud.

Para generar empleos, atraer nuevas empresas y retener las que tenemos urge una reforma contributiva que ofrezca incentivos atractivos para el desarrollo económico; reducir las tarifas y los costos de energía eléctrica; promover el pequeño negocio, pequeñas industrias y pequeños comercios; capacitar a empresarios jóvenes potenciales en administración de pequeños negocios; y ayudar los 170,000 que trabajan por su cuenta.

La industria turística local está muy subdesarrollada. En la Isla hay menos de 15,000 habitaciones de hotel, endosadas por Turismo, mientras que en Hawai se han construido más de 46,000 habitaciones. Es buena política promover el turismo interno para estimular la industria del turismo y recircular los fondos en la economía local. El 34% de la ocupación de hoteles son residentes locales. Las agencias federales tienen que respaldar la solicitud del Gobernador Fortuño para echar adelante el desarrollo de Rivieras del Caribe en Ceiba e intensificar el desarrollo turístico de Vieques. Es imprescindible comprometer nuevas rutas y líneas aéreas. Urge convertir el Terminal de Pasajeros del aeropuerto de Aguadilla en uno de primera clase.

Los turistas que nos visitan traen fondos nuevos a la economía. Estados Unidos nos ofrece una gran oportunidad para crecer nuestra industria turística. El mercado turístico por excelencia es Estados Unidos y Canadá de donde procede el 91.4% del los turistas de afuera, principalmente del este de los Estados Unidos. No son ciudadanos o grupos de Europa, América Latina y el Caribe, de donde solo proviene el 6.8%.

El turismo puede arrastrar la economía si la campaña publicitaria, los servicios al turista y las alternativas de entretenimiento convencen a los turistas que Puerto Rico quiere y aprecia su visita. Los empleados del sector turístico en toda la isla se beneficiarán y ayudarán a Puerto Rico si hablan inglés con fluidez. El número de empleos en turismo se multiplicará si nuestra fuerza trabajadora domina ambos idiomas.

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Solidaridad con los que alzan su voz; publicada en El Sentinel, sabado 27 de marzo 2010.

Lucha por la democracia y la libertad en Cuba

Hernán Padilla

Los recientes acontecimientos en Cuba apuntan a la más vergonzosa actividad de un régimen dictatorial en contra de los derechos humanos de sus ciudadanos. Llego el momento para que los hermanos latinoamericanos nos unamos, sin titubeos ni reparos, a los reclamos de libertad del pueblo cubano.

No nací en Cuba, pero me identifico con el sufrimiento de los disidentes que se inmolan en actos de protesta por la tiranía del gobierno comunista. La muerte del prisionero de conciencia  Orlando Zapata Tamayo, luego de una huelga de hambre, es símbolo de la lucha que llevan a cabo dando su vida para que los liberen del yugo de un gobierno totalitario. Inicialmente, el disidente, psicólogo  y periodista independiente Guillermo Fariñas se declaró en huelga de hambre en oposición a las políticas de las autoridades cubanas que eliminaron su acceso al correo electrónico. Ahora, en una protesta que puede costarle la vida, Fariñas no ingiere alimentos en solidaridad con el mártir Zapata Tamayo y pidiendo la libertad de los 26 presos políticos gravemente enfermos.

Protesto contra el gobierno autoritario de los hermanos Castro que pisotea y niega la libertad de consciencia. No existe garantía propia de un estado de derecho, un sistema de orden público y mucho menos de prisiones respetuosas de los Derechos Humanos. Tenemos que levantar la voz en contra del abuso que cometen y denunciar el tratamiento cruel, inhumano y degradante que infligen a los presos políticos

Exhorto a los periodistas activos en Florida que demuestren indignación y protesten en contra de un gobierno que pisotea los derechos civiles, políticos y económicos de su gente, especialmente los periodistas independientes. En Cuba no existen los derechos fundamentales de libertad de expresión, prensa, religión, asociación, reunión y circulación, propiedad, juicio imparcial, y a organizarse pacíficamente para reclamar justicia. Los periodistas independientes sufren hostigamientos, arrestos arbitrarios, golpizas, persecución y confiscación de su equipo de trabajo, como grabadoras, cámaras, teléfonos, computadoras y  cintas de video.

Tienen razón los que sostienen que la dictadura “mantiene un monopolio de los medios de comunicación”. Las nuevas generaciones, versátiles en el uso del Internet como medio de comunicación social, tienen que comprender que los Castro restringen estrictamente el acceso al Internet. El mundo moderno no puede tolerar que Cuba le prohíba a su más famosa “bloguera” y filóloga, Yoany Sánchez, viajar al exterior para recibir premios y reconocimientos por su constante defensa de la libertad de expresión.

El ser humano debe tener libertad de movimiento en su patria y para salir y exponerse al mundo exterior. En la Cuba de hoy, les niegan la entrada a su propia tierra a periodistas y a sus artistas con fama internacional por la única razón de ser cubanos que defienden la democracia y quieren ver a “Cuba libre” de la tiranía que durante cinco décadas ha sumido al pueblo cubano en desesperación.

Me uno a los que repudian el atropello que cometen contra las Damas de Blanco. Son símbolo de la lucha en silencio por la libertad y los derechos humanos. Como puertorriqueño, amante de la  libertad, democracia y las oportunidades que le ofrece la Nación Americana al pueblo de Puerto Rico, espaldo los gestos heroicos del pueblo cubano  que sufre y lucha por la democracia y la libertad. Basta ya de atropellos.

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Reclamo a los politicos y funcionarios publicos en Florida; columna publicada en El Sentinel 3/20/10

Reclamo a los políticos y funcionarios públicos

Hernán Padilla

Los casos más recientes de corrupción y violaciones de ética cometidos por dos gobernadores y dos congresistas en Nueva York, un congresista en Louisiana, la esposa de otro en Michigan y múltiples funcionarios públicos en Florida y el fraude cometido por empresarios privados como Madoff, Stanford y Rothstein son ejemplos del mal que corroe e intoxica la sociedad en todos los niveles sociales, es producto del imperio de los desvalores.

Los valores son una especial casta de ideales, conceptos etéreos y los rasgos que se consideran valiosos y representan las prioridades que motivan al individuo. Cuando nuestros padres se referían a los valores, pensaban en la bondad de una acción humana, la justicia de una ley o precepto jurídico y la equidad de una sentencia judicial. Ahora se habla de la utilidad de un objeto; importa más la ganancia que la integridad y honestidad.

La sociedad actual está cosificada, auto-engañada y deshumanizada, adicta al materialismo rampante de los últimos 25 años. Las “supertiendas” (malls) son la catedral metropolitana de la nueva fe: el irracional y desenfrenado consumerismo.

Los valores se aprenden. Cada ser humano los descubre en su interacción social y cuando incorpora su interpretación de lo que es valioso para la persona, su familia o la sociedad. Esta es la medula de la complejidad de los valores. La educación es fundamental en las sociedades civilizadas. Lamentablemente el sistema de instrucción abandonó su función de instruir ética y los valores que engrandecen al ser humano. Tampoco existe compromiso de muchas familias con la escuela de sus hijos, y el hogar, las comunidades y la sociedad ignoran su responsabilidad en el proceso educativo.

Las experiencias que moldean el carácter y la personalidad del ser humano fortalecen y a veces suprimen el conocimiento y el aprendizaje. La imagen y las acciones positivas o negativas de otros ciudadanos, amigos, familiares y funcionarios, o la televisión son un potente estímulo para la formación del individuo y de las “comunidades”. La sociedad requiere ciudadanos decentes, comunes y corrientes, que demuestren integridad, respeto, dedicación, credibilidad, honestidad, búsqueda de excelencia, calidad, dignidad, compasión, disciplina personal y generosidad.

La prensa y los medios de comunicación social responsables tienen  la obligación moral  de presentar a los miles de ciudadanos decentes de vida sencilla y virtuosa; ejemplos del buen vivir, de la buena convivencia; no de las llamadas celebridades que envenenan el tejido social. El desempleo, ausencia de actividades constructivas, la pobreza y la desigualdad económica son causa próxima del desbalance social y requiere atención especial.

La educación es la gran esperanza de auténtica renovación ciudadana. Se requiere un profundo cambio valorativo-cultural, fundamentalmente  educativo que enseñe y fortalezca valores positivos.

Muchos se lamentan a diario que las últimas generaciones perdieron los valores tradicionales. A todos los funcionarios públicos, políticos de turno y candidatos a puestos electivos debemos recordarles que “sus acciones tienen más peso que sus palabras”. Me uno a los que claman por vergüenza, honestidad, dedicación y rectitud en la política y el servicio público. El electorado tiene la obligación de remover a los políticos corruptos, egoístas, egocéntricos y tramposos que se venden al mejor postor. Hay que seleccionar candidatos íntegros y probos.

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Imperan los valores negativos; columna publicada en El Nuevo Dia, 8 de marzo de 2010

Imperan los valores negativos

Hernán Padilla

El azote implacable de la delincuencia criminal en Puerto Rico, desde hace décadas, recientemente incrementada por el crimen organizado del narcotráfico, unido a la corrupción publica que corroe e intoxica la sociedad puertorriqueña en todos los niveles sociales, es producto del imperio de los desvalores.

No pretendo ser filósofo ni científico social. Comparto algunas lecciones que generosamente un sabio amigo tuvo a bien regalar. Señala el maestro, que los valores son una especial casta de ideales, conceptos etéreos y los rasgos que se consideran valiosos y representan las prioridades que motivan al individuo. Cuando nuestros padres se referían a los valores, pensaban en la bondad de una acción humana, la justicia de una ley o precepto jurídico y la equidad de una sentencia judicial. Ahora se habla de la utilidad de un objeto; importa más la ganancia que la integridad y honestidad.

La sociedad puertorriqueña actual está cosificada, auto-engañada y deshumanizada; adicta al materialismo rampante de los últimos 25 años. Las “supertiendas” son la catedral metropolitana de la nueva fe: el irracional y desenfrenado consumerismo.

Los valores se aprenden. Cada ser humano los descubre en su interacción social y cuando incorpora su interpretación de lo que es valioso para la persona, su familia o la sociedad. Esta es la medula de la complejidad de los valores. La educación es fundamental en las sociedades civilizadas. Lamentablemente instrucción pública, manchada por décadas de corrupción, abandonó su función de instruir a los estudiantes ética y los valores que engrandecen al ser humano. Tampoco existe compromiso de la familia con la escuela de sus hijos, y el hogar, las comunidades y la sociedad ignoran su responsabilidad en el proceso educativo.

Las experiencias que moldean el carácter y la personalidad del ser humano fortalecen y a veces suprimen el conocimiento y el aprendizaje. La imagen y las acciones positivas o negativas de otros ciudadanos, amigos, familiares y funcionarios, o la televisión son un potente estímulo para la formación del individuo y de las “comunidades”. La profunda crisis social insular  requiere ciudadanos decentes, comunes y corrientes, que demuestren integridad, respeto, dedicación, credibilidad, honestidad, búsqueda de excelencia, calidad, dignidad, compasión, disciplina personal y generosidad.

Un gran segmento de la sociedad lamenta a diario que las últimas generaciones perdieron los valores tradicionales puertorriqueños. A todos los que sostienen algún grado de liderato gubernamental o privado, en la educación, partidos políticos, religión, comercio y las instituciones sociales  les recuerdo que “sus acciones tienen más peso que sus palabras”.

La prensa y los medios de comunicación social responsables tienen  la obligación moral  de presentar a los miles de ciudadanos decentes de vida sencilla y virtuosa; ejemplos del buen vivir, de la buena convivencia; no de las llamadas celebridades que envenenan el tejido social. No basta con presentar los tóxicos, fracasados modelos de Júnior Capsula y El Chacal que son noticia y atraen atención publica perniciosa.

Las estrategias policíacas y penales anti-crimen son efectivas a corto plazo y son absolutamente necesarias para proteger los ciudadanos. No pueden operar en un vacío y no son la única solución. El desempleo, ausencia de actividades constructivas, la pobreza y la desigualdad económica son causa próxima del desbalance social. La educación es la gran esperanza de auténtica renovación insular.

Para que el pueblo viva seguro, tranquilo y con libertad en las calles y los campos de Puerto Rico, se requiere un profundo cambio valorativo-cultural, fundamentalmente  educativo que enseñe y fortalezca valores positivos. Esta valoración no es solamente la ley. Son una serie de valores interconectados que nutren el tejido social de una buena y saludable sociedad: solidaridad, cooperación, paz, poder, seguridad y orden.

El espíritu humano no aspira solamente a la seguridad, sino a la Justicia, el supremo ideal.


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El sueño de la estadidad Boricua. Publicado en El Sentined del sur de Florida el sabado 6 de marzo, 2010

El sueño de la Estadidad Boricua

Hernán Padilla

El pasado martes y miércoles se celebraron dos acontecimientos históricos en Puerto Rico. El 2 de marzo marca la celebración del día de la ciudadanía americana, y el 3 de marzo el Grupo Interagencial de la Casa Blanca para asuntos de Puerto Rico se reunió en la Isla para escuchar a ciudadanos y expertos sobre la economía de Puerto Rico. Lamentablemente, el Presidente Obama no ha nombrado ni un solo puertorriqueño a formar parte de un Grupo que tiene en sus manos el bienestar, la economía y el futuro de Puerto Rico.

El 2 de marzo del 1917, el Presidente Woodrow Wilson firmó el Acta del Congresista William Jones de Virginia otorgando la ciudadanía americana a los puertorriqueños. Puso fin a la humillante ignominiosa condición política de la “ciudadanía en el limbo” de los puertorriqueños, “ciudadanos de Puerto Rico”.

Esta efeméride nacional marca el nacimiento de una nueva personalidad jurídico-política en el marco constitucional norteamericano, una colonia territorial americana, no incorporada, pero cuyos residentes son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

En el 1917 se da el primer paso constitucional para que los residentes de Puerto Rico se integren legalmente a la nación a través de una común ciudadanía. El Acta Jones, la Carta Organizativa de 1917 de Puerto Rico establece que los derechos, privilegios e inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos se respetarán en Puerto Rico hasta el mismo grado que si Puerto Rico fuera un estado de la Unión y sujeto a las disposiciones del artículo IV de la Constitución de los Estados Unidos. Todos los ciudadanos de Puerto Rico y todos los nativos de Puerto Rico que no fueran ciudadanos de ningún país extranjero, se declararon ciudadanos de los Estados Unidos el 2 de marzo del 1917.

El Acta de Nacionalización del 1941, que reconoce que todas las personas que nacen en los Estados Unidos son ciudadanos de los Estados Unidos, extiende el mismo derecho a cualquier persona que nace en Puerto Rico.

Es significativo que en el 1916, el Presidente Wilson firmó el Acta Jones otorgándole la independencia a Las Filipinas, que fueron cedidas por España en el Tratado de Paris, junto con Puerto Rico. Expresamente no le otorgan la independencia a Puerto Rico. En cambio, el Congreso acordó incorporar a Puerto Rico jurídicamente al seno nacional otorgándole la ciudadanía americana a los puertorriqueños.

El análisis lógico histórico del Acta Jones nos obliga a concluir que la intención del Congreso y el Ejecutivo fue clara: establecer una relación permanente entre Estados Unidos y Puerto Rico. Rechazaron incorporar Las Filipinas y conceden la ciudadanía a los puertorriqueños como primer paso jurídico-constitucional para eventualmente admitirlo como estado federado.

El auténtico significado del Acta Jones da el derecho y la base jurídica, política y moral para peticionar al Congreso que admita a Puerto Rico como el Estado 51 de la gran Nación Americana. El Grupo de Trabajo de Casa Blanca sobre Puerto Rico tiene la obligación moral de recomendar al Presidente que respalde el reclamo para que Puerto Rico escoja su destino político y le ponga fin a los 111 años de coloniaje que le niega la verdadera igualdad al pueblo puertorriqueño.

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