El sueño de la estadidad Boricua. Publicado en El Sentined del sur de Florida el sabado 6 de marzo, 2010

El sueño de la Estadidad Boricua

Hernán Padilla

El pasado martes y miércoles se celebraron dos acontecimientos históricos en Puerto Rico. El 2 de marzo marca la celebración del día de la ciudadanía americana, y el 3 de marzo el Grupo Interagencial de la Casa Blanca para asuntos de Puerto Rico se reunió en la Isla para escuchar a ciudadanos y expertos sobre la economía de Puerto Rico. Lamentablemente, el Presidente Obama no ha nombrado ni un solo puertorriqueño a formar parte de un Grupo que tiene en sus manos el bienestar, la economía y el futuro de Puerto Rico.

El 2 de marzo del 1917, el Presidente Woodrow Wilson firmó el Acta del Congresista William Jones de Virginia otorgando la ciudadanía americana a los puertorriqueños. Puso fin a la humillante ignominiosa condición política de la “ciudadanía en el limbo” de los puertorriqueños, “ciudadanos de Puerto Rico”.

Esta efeméride nacional marca el nacimiento de una nueva personalidad jurídico-política en el marco constitucional norteamericano, una colonia territorial americana, no incorporada, pero cuyos residentes son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

En el 1917 se da el primer paso constitucional para que los residentes de Puerto Rico se integren legalmente a la nación a través de una común ciudadanía. El Acta Jones, la Carta Organizativa de 1917 de Puerto Rico establece que los derechos, privilegios e inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos se respetarán en Puerto Rico hasta el mismo grado que si Puerto Rico fuera un estado de la Unión y sujeto a las disposiciones del artículo IV de la Constitución de los Estados Unidos. Todos los ciudadanos de Puerto Rico y todos los nativos de Puerto Rico que no fueran ciudadanos de ningún país extranjero, se declararon ciudadanos de los Estados Unidos el 2 de marzo del 1917.

El Acta de Nacionalización del 1941, que reconoce que todas las personas que nacen en los Estados Unidos son ciudadanos de los Estados Unidos, extiende el mismo derecho a cualquier persona que nace en Puerto Rico.

Es significativo que en el 1916, el Presidente Wilson firmó el Acta Jones otorgándole la independencia a Las Filipinas, que fueron cedidas por España en el Tratado de Paris, junto con Puerto Rico. Expresamente no le otorgan la independencia a Puerto Rico. En cambio, el Congreso acordó incorporar a Puerto Rico jurídicamente al seno nacional otorgándole la ciudadanía americana a los puertorriqueños.

El análisis lógico histórico del Acta Jones nos obliga a concluir que la intención del Congreso y el Ejecutivo fue clara: establecer una relación permanente entre Estados Unidos y Puerto Rico. Rechazaron incorporar Las Filipinas y conceden la ciudadanía a los puertorriqueños como primer paso jurídico-constitucional para eventualmente admitirlo como estado federado.

El auténtico significado del Acta Jones da el derecho y la base jurídica, política y moral para peticionar al Congreso que admita a Puerto Rico como el Estado 51 de la gran Nación Americana. El Grupo de Trabajo de Casa Blanca sobre Puerto Rico tiene la obligación moral de recomendar al Presidente que respalde el reclamo para que Puerto Rico escoja su destino político y le ponga fin a los 111 años de coloniaje que le niega la verdadera igualdad al pueblo puertorriqueño.

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