Hipotecaron a Puerto Rico hasta las teleras, El Nuevo Dia, lunes 8 de agosto, 2010
Hipotecaron a Puerto Rico hasta las teleras.
La crisis política y la discusión sobre la deuda, el margen prestatario y el déficit operacional de los Estados Unidos deben obligar al pueblo puertorriqueño a considerar los factores que provocaron que la Isla hubiera estado al borde del precipicio económico.
Mientras en Estados Unidos se logró un acuerdo legislativo para resolver la crisis del margen prestatario y su impacto sobre la clasificación de crédito AAA, en Puerto Rico las administraciones anteriores, por negligencia, ignorancia o incompetencia, no le dieron atención al costo enorme que representa tener una clasificación de crédito negativa, Baa3BBB-.
En el 2009, los 50 Estados de la Nación, individualmente, disfrutaban de una clasificación de A1 o superior, mientras que las obligaciones generales de Puerto Rico llegaron a estar clasificadas por las casas evaluadoras de crédito a nivel Baa3/BBB-, a un paso de “chatarra’ (junk).
El pueblo merece conocer: ¿cómo llegamos a ese descalabro que puso a Puerto Rico al borde del precipicio económico?, y ¿qué hubiera ocurrido si no se tomaban acciones correctivas?
El Informe de la Junta de Restructuración y Estabilización Fiscal es un documento histórico que merece la atención del pueblo de Puerto Rico. La crisis fiscal más grave de la historia de Puerto Rico ocurrió como resultado de las malas políticas fiscales de las administraciones gubernamentales del 2001 al 2008 bajo Sila Calderón y Aníbal Acevedo Vilá que violaron los principios de una sana administración pública.
La Junta de Planificación y el gobierno de Acevedo sobrestimaron el crecimiento de la economía de Puerto Rico desde el 2006 hasta el 2009 por más de $8,300 millones y simultáneamente sobrestimaron los recaudos al Fondo General por más de $3,460 millones. Ocultaron que entre el 2005 al 2009 usaron proyecciones falsas para aprobar presupuestos inflados. La verdad y realidad fiscal fue que los gastos operacionales excedieron los recaudos de hacienda por $4,966 millones. Crearon un déficit estructural permanente, una carga insostenible sobre la economía de Puerto Rico.
En el caso de la deuda publica, en los ocho años de Calderón y Acevedo se aumentó la deuda de $24,000 millones a $57,000 millones, un aumento de 135%. Hipotecaron a Puerto Rico hasta las teleras, sin obras visibles que sostuvieran el aumento en la deuda.
Según constatado en el informe anual financiero del Gobierno, Fortuño heredó un déficit fiscal recurrente de $3,306 millones y un déficit de caja de $4,459 millones, incluyendo sobre $1200 millones en cuentas por pagar a suplidores del gobierno.
La crisis de las finanzas del gobierno de Puerto Rico en el 2009 era tal que el crédito estaba al bode de una degradación a “chatarra”. En la misma manera que los economistas pronosticaron que una reclasificación del crédito AAA de los Estados Unidos traería una consecuencia negativa, la posible degradación del crédito de Puerto Rico pudo haber sido catastrófica para la economía local. Una degradación a chatarra hubiera resultado en la pérdida de 130,000 empleos, la devaluación de las propiedades residenciales y comerciales, pérdidas multimillonarias en las cuentas de retiro y recortes a programas sociales.
El Gobernador Fortuño tuvo razones poderosas para implantar un Plan de Estabilización Fiscal y Estructuración Económica para rescatar la economía, enderezar las finanzas del gobierno y salvar el crédito de Puerto Rico para evitar el colapso económico y proteger a Puerto Rico del borde del precipicio. El fracaso de las políticas económicas y administrativas del 2001-08 debe servir de marco cuando se discutan las propuestas fiscales y las promesas de los políticos durante la próxima campaña electoral.
Nuestro pueblo merece que los grandes problemas se enfoquen mediante acuerdos de colaboración para lograr soluciones a largo alcance. Puerto Rico no puede permitir que lo lleven al borde del precipicio económico nuevamente.