La nueva frontera económica de EEUU, Lunes 13 de abril, 2015

La nueva frontera económica de EEUU

Hernán Padilla
El Gobierno de Puerto Rico está al borde de la insolvencia fiscal, que puede desembocar en un cierre y/o impago de sus deudas. Nuestro sistema económico está a la deriva, al margen de la creatividad y flexibilidad características de la economía globalizada.

Complica más el cuadro que la actividad económica se contrajo por 2.5% y 1.6% en enero y febrero respectivamente, que el BLS Federal certificó 17,333 empleos menos que lo informado, y proyecta otra caída del Producto Neto Bruto.

Esta crisis tiene su raíz en el agotamiento del sistema político-económico imperante, el gigantismo gubernamental, gastos públicos desmedidos, y el endeudamiento, que la actual administración intenta mitigar con más impuestos y préstamos, no empece a que las ayudas federales representan el 40% del ingreso por persona.

El tamaño del gobierno es desproporcional versus un ínfimo sector privado. Balancear el presupuesto será imposible sin ajustes considerables y sostenidos. El ciclo vicioso de una economía en contracción agravada por una incremental carga impositiva deprime aún más la economía. Tener el mayor tributo al consumo de toda la Nación, combinado con el menor ingreso per cápita, es la mayor evidencia de la insostenibilidad económica y política del sistema colonial.

La Isla ha perdido su atractivo a la inversión por la sucesión de desacertadas políticas que han paralizado y retrocedido su crecimiento económico. El Grupo de Trabajo de Casa Blanca reconoció la perenne desconfianza/incertidumbre que ha caracterizado el estatus colonial, y que lo frena económicamente.

Para comenzar a superar esta crisis, urge lograr un crecimiento económico rápido y sostenido que únicamente la Estadidad puede viabilizar, al brindar certeza y seguridad a la inversión vía nuestra plena integración a la economía nacional. La Estadidad garantizará la igualdad a los puertorriqueños, finalizará un estatus inferior y discriminatorio, y nos dará derecho a representación congresional proporcional, ofreciendo confianza a los inversionistas que su capital estará protegido por la Constitución americana.

No podemos ignorar que la economía puertorriqueña está integrada a la economía nacional y es por tanto, incompatible con la de una nación independiente. PR se rige por la Constitución americana y la Clausula de Comercio Interestatal. No puede emitir deuda “soberana” por ser una colonia bajo los poderes del Congreso y el Ejecutivo.

Aunque históricamente se ha tratado a PR como un “Territorio incorporado”, es una jurisdicción vulnerable a cambios unilaterales del Congreso. La falta del poder político, de paridad en programas federales, y la percepción equivocada ante el mundo de que no somos parte de EEUU genera incertidumbre y menoscaba el atractivo a la inversión.
Un atributo primario de Puerto Rico para atraer inversión es ser parte de Estados Unidos. Una vez encaminada la transición a la Estadidad, la Isla será percibida como “la nueva frontera económica de EEUU” lo que atraerá considerable capital local, nacional e internacional.

Con la Estadidad se establecerán nuevas agencias y empleos federales, y un ambiente de seguridad que atraerá nuevas oportunidades. Puerto Rico experimentará un auge de desarrollo económico similar al que disfrutaron los 37 territorios que ingresaron a la Unión.

Es preciso, a la vez, transformar el gobierno local, incluyendo agencias y dependencias, en agentes que asistan y faciliten la inversión privada como la fuente primordial en la creación de empleos, eliminando la competencia gubernamental y privatizando los bienes del gobierno que no cumplan un fin público esencial.

Aspiramos a la Estadidad, no para que la administración local obtenga más fondos federales para gastar, sino como ancla para estimular el crecimiento de una actividad económica no gubernamental que redunde en más empleos, mejores salarios y menos dependencia del estado.

El cambio de estatus político-económico nos permitirá desarrollar y ampliar el modelo de una economía abierta, con un clima empresarial atrayente, y en un ambiente político internacionalmente reconocido, respetable y estable.

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