Mineros chilenos y Puerto Rico, publicada en El Nuevo Dia, 1 de noviembre del 2010

Mineros chilenos y Puerto Rico

Hernán Padilla

La sociedad puertorriqueña, particularmente los llamados lideres políticos, uniones obreras, empresarios, entidades cívicas, centros educativos y las entidades religiosas tiene una gran oportunidad para llevar a cabo un auto-análisis a la luz del “milagro” de la Mina San José en el Desierto Atacama de Chile.

Celebro con gran alegría y entusiasmo el rescate de los 33 mineros chilenos luego de diez semanas bajo tierra. El comportamiento de los mineros y el pueblo chileno fortalecen mis recuerdos de la gente chilena: inteligentes, dedicados, bondadosos, humildes, laboriosos, alegres y sobretodo muy buenos amigos.

Cuando era estudiante de Medicina, tuve el privilegio de ser seleccionado para acompañar a un grupo de estudiantes a viajar y convivir con el pueblo chileno durante dos meses con el programa de Experimento en Convivencia Internacional. Visitar y convertirme en parte de dos familias chilenas en Santiago y en Valparaíso creó memorias inolvidables.  Memorias que pude plasmar en artículos para la revista “Alma Latina”.

Mi visita ocurrió a raíz de otro terremoto que azotó el sur de Chile en aquella época. Aprendí como el pueblo chileno se unió para levantarse de los escombros. Conocí hombres y mujeres que ante el desastre trabajaban arduamente, bailaban la Cueca chilena y cantaban alegremente.

El milagro del rescate de los mineros también debe analizarse a la luz de los componentes del rescate. El gobierno chileno, el pueblo, las uniones obreras y la empresa privada local e internacional se unieron en una verdadera Alianza Público Privada para defender la vida de 33 mineros. Sin la experiencia y la tecnología en las manos de la empresa privada de Canadá, Australia, Chile y los Estados Unidos no se hubiese logrado esta gesta histórica.

Empresas de Pennsylvania construyeron los taladros y las piezas de precisión, UPS transportó  el equipo de 13 toneladas desde Pennsylvania hasta Chile en menos de 48 horas, expertos de Kansas trabajaron los barrenos hasta que localizaron los mineros, un especialista de Colorado fue reclamado desde Afganistán para dirigir  los trabajos, otra empresa de California diseñó las cámaras subterráneas para comunicación con los mineros atrapados, los monitores para los signos vitales durante el ascenso se hicieron en Maryland, los ingenieros de la NASA diseñaron la Capsula Fénix, ofrecieron consultaría médica, y brindaron dietas especiales y el traje espacial para mantener la presión arterial de los mineros durante su ascenso a la superficie.

Nos satisface que el Presidente Chileno dijera que “estamos muy agradecidos del gobierno y el pueblo americano que siempre ha sido tan generoso, nos ayudó cuando el terremoto de febrero y nos ayudó en esta operación de rescate”.

El Presidente Piñera y los chilenos dieron una lección al mundo entero. Los mineros atrapados, el gobierno y la empresa privada dieron un ejemplo de cómo trabajar en equipo para el bien común. Al lograrlo, también salvaron el orgullo colectivo, la dignidad y la fe del pueblo chileno. Su triunfo presenta a Chile como un pueblo unido que busca soluciones y vence los obstáculos por encima de las agendas personales, divisiones ideológicas y los intereses políticos de grupos.

Con esa nota de optimismo, invito a los líderes políticos, cívicos, empresariales, gremiales y educativos puertorriqueños a buscar soluciones a los problemas que afectan al pueblo echando a un lado las diferencias que nos dividen.

Lamentablemente, algunos sectores de la sociedad puertorriqueña se alimentan de las críticas, las protestas y los movimientos de oposición ideológica, política y partidista cuando se requiere buscar soluciones a los serios problemas que destruyen la economía y abren el camino al crimen y la corrupción en todos los niveles.

Es nuestra obligación rescatar a nuestro pueblo del abismo de las condiciones que destruyen el tejido social y el futuro de Puerto Rico.

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